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jueves, 8 de enero de 2015

Las respuestas al problema obrero

                               Escena de Germinal, film basado en la novela de Émile Zolá
     Pueden acceder a la película completa en el siguiente link:


Cartismo

Los bienes económicos son finitos y, por lo tanto, no se los puede distribuir indefinidamente. Para que los burgueses se enriquecieran cada vez más, era necesario que los obreros se empobrecieran en forma continua. La desigualdad provocada por el capitalismo motivó que un grupo de obreros, encabezados por los textiles, dirigieran cartas al Parlamento, solicitando que se protegiera su oficio, sin lograr mayores resultados. Entre otros aspectos, planteaban que los paños producidos por las máquinas no eran de la misma calidad de los producidos artesanalmente.

Ludismo

Destrucción de las máquinas
Otro grupo de trabajadores, liderados por Nedd Ludd optó por destruir los telares y máquinas que les dejaban sin empleo. Al principio lograron algunas mejoras, pero en 1812 se sancionó una ley que convirtió la destrucción de telares en una delito grave. Los obreros cuestionaban la "libertad" de la que gozaba el burgués para destruir el oficio, ya que con las máquinas producía manufacturas a menores precios que los productos artesanales, aunque de inferior calidad, llevando a la quiebra a los pequeños talleres y apoderándose del mercado. 


Socialismo Utópico

Owenismo

Robert Owen, a comienzos del siglo XIX, no cuestionaba la tecnología, sino las desigualdades generadas por el sistema, pero entendía que la violencia no era la solución. Propuso un modelo de empresario paternalista que buscara el bienestar de los obreros y la armonía, mediante la contemplación de las necesidades de los mismos. Planteaba que en un buen ambiente de trabajo el obrero rendiría mejor y eso redundaría en un beneficio mutuo. 
Además proponía que el Estado dedicara parte de lo recaudado por concepto de impuestos a invertir en cooperativas donde los trabajadores, partiendo del principio de la cooperación mutua llevarían adelante industrias que desplazarían al capitalismo sin necesidad de enfrentamientos. Este reformador estaba convencido de que la educación permitiría formar obreros responsables, autodisciplinados, laboriosos y útiles a la sociedad, los cuales vivirían en pueblos de cooperación, donde reinaría la armonía.

Falansterios 

Falansterio
Charles Fourier, contemporáneo de Owen, planteaba que los hombres están destinados a vivir en sociedad, y que la misma puede ser fragmentaria, construida a través de familias que buscan su propio beneficio en forma aislada,  o combinadas, organizadas en torno a la cooperación y el socialismo.
Para ello proponía construir Falansterios, comunidades de 1800 personas, de diferente poder económico, que formarían una falange y vivirían en un mismo lugar y trabajarían en actividades rurales e industriales, dando prioridad a las primeras. Estas personas rotarían las responsabilidades en la organización, estableciendo principios democráticos sobre la base del desempeño honorarios de los cargos.
Luego de cubrir las necesidades del grupo, se distribuiría el excedente de acuerdo al capital, el trabajo y el talento. Planteaba la necesidad de una liberación de la mujer, que debería gozar plenamente de sus derechos, prohibiendo la monogamia.

Socialismo científico

A mediados del siglo XIX, Karl Marx realizó un análisis dialéctico de la sociedad industrial y llegó a la conclusión de que,  por medio de la negociación, jámás los burgueses permitirían que los obreros recibieran lo que les correspondía y llamó, a sus antecesores "socialistas utópicos", ya que la idea de lograr la eliminación de la desigualdad por medios pacíficos era un proyecto ideal, pero irrealizable en la práctica.
Tomando las ideas de Hegel, trató de comprender la realidad mediante la dialéctica, que consiste en ser consciente de que "cada idea alberga en su seno el germen de su propia destrucción". A cada idea (tesis), corresponde su idea opuesta (antítesis). Al tomar lo mejor de cada una de ellas se construye una idea que supera a las anteriores, a la cual Marx llamó síntesis. 
 Marx planteó que el punto de partida de toda sociedad es la economía. Según su pensamiento, "la historia del Hombre es la historia de la lucha de clases". Durante la Prehistoria, el hombre vivió sin conocer la propiedad privada, compartiendo el producto de la caza y sin establecer jerarquías, ni diferencias sociales. Posteriormente, grupos de hombres buscaron apoderarse del gobierno, valéndose del temor y la fuerza para dominar a sus pueblos, haciendo necesaria la conformación de un séquito de guerreros, sacerdotes y funcionarios que fueron recompensados por sus servicios, iniciándose la historia en medio del enfrentamiento entre privilegiados y no privilegiados en medio de una sociedad esclavista.
Marx y Engel estudiando la sociedad
Durante la Edad Media, surgida luego de  la desaparición del Imperio Romano de Occidente, Europa adoptó una cultural diferente y surgió el feudalismo, donde se enfrentaron señores y siervos. Con la llegada de la Revolución Industrial, la lucha entre opresores y oprimidos adoptó nuevos protagonistas, pero mantuvo su esencia de "lucha de clases", donde no es posible la conciliación. En este caso, se trataba del enfrentamiento entre burgueses y proletarios.
Según Marx, el obrero vende al patrón su fuerza de trabajo, sometido a las leyes de la oferta y la demanda. Por lo tanto, una de las bases del capitalismo como modo de producción es mantener un porcentaje de obreros desocupados (al que Marx denominaba "ejército de reserva") con la finalidad de que siempre hubiera mano de obra disponible y, de ese modo, el valor del salario (precio de la fuerza de trabajo) se mantuviera controlado, permitiendo al patrón mantener sus márgenes de beneficio.
Esa opresión sería la que generaría en la clase obrera un sentimiento de reconocimiento mutuo y una identificación de todos los trabajadores, como seres explotados, permitiendo la formación de una "conciencia de clase" que les impulsaría a llevar adelante una Revolución Armada, con la finalidad de expropiar a los capitalistas los medios de producción, colectivizando la propiedad de los mismos. Al mismo tiempo, se conformaría un Estado fuerte, gobernado por trabajadores que establecerían una "dictadura del proletariado" mientras se generaba una nueva cultura, surgiendo un hombre nuevo que no buscara "la explotación del hombre por el hombre".
Ese sería el camino hacia una sociedad sin clases, una sociedad comunista, donde cada uno recibiría de acuerdo a sus necesidades y no habría "ni explotadores ni explotados".
Marx hablaba de "enajenación", ya que lo producido por la fuerza de trabajo del obrero, una vez que salía de sus manos, convertido en "manufactura" ya no le pertenecía, sino que era propiedad del patrón, volviéndose ajeno o "anajenándose". Del mismo modo sucedía con el patrón, pues solamente podía controlar la producción desde la inversión y el mantenimiento de la situación de explotación, pues carecía de conocimientos que le permitieran, por sí mismo, llevar adelante el proceso de producción, por lo cual lo consideraba "enajenado" del mismo.  La revolución permitiría superar esa situación de enajenación y, al no existir un patrón que se beneficiara, en forma exclusiva, de las ganancias generadas por el proceso productivo, sería posible mejorar la situación de los obreros.

Anarquismo

Enfrentamientos entre anarquistas y la policía
Partiendo del un análisis de la realidad similar al de Marx, coinciden con los socialistas científicos en la idea de cambio social a través de la revolución y la colectivización de los medios de producción y la eliminación del derecho de herencia. Sin embargo, consideraban que todo Estado es sinónimo de opresión y que debía construirse una sociedad en base a la igualdad absoluta entre los hombres, donde se estableciera una democracia total, y los cargos fueran ocupados durante un tiempo limitado, mediante sufragio universal. Para los socialistas científicos, el Estado era necesario en las primeras etapas de la transformación de la sociedad y debía estar en manos de los obreros. Bakunin opinaba que cualquier forma de poder es opresiva y que la existencia de Estados fomenta las guerras y las desigualdades. Por lo tanto, reclamaban su eliminación y proponían una sociedad formada en base a federaciones obreras.

Doctrina social de la Iglesia

La iglesia Católica aceptaba la existencia de clases sociales, aunque rechazaba la desigualdad creciente generada por el capitalismo. Al mismo tiempo, se oponía a la lucha de clases, y proponía la solidaridad y el diálogo, como formas de alcanzar una sociedad más justa. Esa "humanización" del capitalismo debía llegar mediante el cumplimiento de los preceptos cristianos, sin enfrentamientos y basándose en el amor hacia el prójimo.

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